Ya pasó el primer mes del Año Nuevo y llegó el momento de hacer un balance entre lo que prometiste que volverías un hábito y lo que dejarías atrás para cumplir esa súper META que te haría lograr tus nuevos propósitos. ¿Te suena familiar?
Aquí te dejo algunas acciones que pueden ayudarte a verificar de forma fácil si ya lo lograste o si la procrastinación ya hizo de las suyas.
- Ubica dónde estabas y a dónde llegaste, piensa si avanzaste un poco y si es así revisa qué te faltó para llegar hasta donde te propusiste.
- Revisa tu sentir por lo que has logrado. Si te sientes satisfecha por lo que has hecho o realmente te faltan más acciones para llegar justo donde dijiste que llegarías.
En el caso de que no hayas logrado tu meta, analiza ¿Por qué fue? Toma lápiz y papel, y haz una lluvia de ideas, eso te permitirá llegar al fondo de eso.
Yo me he dado cuenta de que en ocasiones mis metas no son claras, incluso me he cachado con metas irreales. O simplemente que no soy constante con mi lista de acciones planeadas para el logro de esas metas.Y he enlistado 6 preguntas que me han ayudado a replantear mis metas, y quiero compartirlas contigo:
- ¿Qué es lo que quiero conseguir?
- ¿Cómo se puede medir el resultado?
- ¿Se puede alcanzar?
- ¿Estoy estableciendo prioridades?
- ¿Cuánto tiempo es necesario invertir para conseguirlo?
- ¿Qué actividades voy a hacer para lograrlo?
Todos podemos errar y lo importante aquí es volver a intentarlo. El primer mes, ya pasó. Aprende de lo que escribiste en tu lluvia de ideas y emprende con mucho entusiasmo el siguiente mes, al que yo llamo “El del Amor Propio”. Te aseguro que si has detectado aquello que no te ha ayudado a lograr tus metas, ya la llevas de ganar. Ahora el siguiente paso, es trazar una nueva ruta de tareas para lograrlo.
Aquí te dejo algunos consejitos para que lo hagas con éxito:
- Clarifica esas pequeñas tareas y organiza el tiempo de toda tu semana. Una agenda digital o física es la herramienta ideal para llevarlo en orden.
- Lleva a cabo “La regla de los dos minutos”, ¿Has oído hablar de ella? Establece que, si una tarea lleva menos de dos minutos hacerla, no hay que dejarla para luego, sino que lo mejor es realizarla y olvidarse de ella. Así la sacarás de tu mente y eso te va a ayudar a cumplir con las siguientes.
- Disminuye distractores, si tu trabajo es en Redes Sociales o utilizas dispositivos electrónicos, establece sólo un tiempo para revisarlos. Así tendrás más tiempo para enfocarte en las otras tareas que te ayudarán a cumplir tu meta.
- Evita la perfección, probablemente haya días en que no alcances a cumplir tus objetivos. Analiza por qué fue, establece una estrategia para el día siguiente y vuelve a hacerlo con entusiasmo.
- Respeta tu descanso. Durante el día date unos minutos para pararte y respirar profundo, incluso duerme las horas necesarias, de acuerdo con tu edad. Esto te permitirá, al siguiente día, estar enfocado en cada una de tus tareas.
- Piensa qué es lo que más te gusta hacer, probar, pensar… y eso vuélvelo una recompensa para cuando logres cumplir con tus tareas diarias, esta puede ser una vez a la semana.
- Vuelve esa tarea, un hábito. Dice William James, un psicólogo y filósofo, que repetir una tarea durante 21 días hace que pase a nuestra parte consciente del cerebro, después se convierte en aprendizaje y finalmente la almacena como un hábito.
Ten mucha paciencia, el final del proceso merece la pena llegar. Piensa en cómo te vas a sentir una ves que logres llegar a esa meta. Graba en tu mente ese sentir y cada vez que te caches “No haciéndolo”, cierra los ojos, siéntelo y vuelve a la marcha.
DÉJAME SABER LO QUE PIENSAS DE ESTO... TE LEO